viernes, 21 de marzo de 2008

INTERPRETACION DE LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD


INTRODUCCIÓN
Como parte de las evaluaciones de la cátedra Gerencia de Proyectos de Tecnología de la Información y Comunicación (TIC) del Doctorado en Ciencias Gerenciales de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA), se pautó la elaboración de un resumen analítico y consecuentemente presentación de un mapa conceptual como productos de la lectura crítica del libro La Construcción Social de la Realidad de Berger, P. & Luckmann, T. (1968).

En función a lo previsto, el colectivo acordó distribuir para la presentación, los literales de cada uno de los puntos y Capítulos del libro; correspondiendo al presente documento el resumen analítico del Literal a: Orígenes de los universos simbólicos del Punto 2: Legitimación perteneciente al Capítulo II: La Sociedad como realidad objetiva.

No obstante, dada la interrelación de todos los literales, puntos y capítulos del libro, se realizó una lectura global, para adquirir conocimiento integral sobre el tema y específico de los conceptos utilizados durante la disertación de cada sesión a los fines de efectuar un resumen general y concretar el análisis del punto a tratar con mayor profundidad; sin que ello implique incursión o profundización en los puntos asignados a otros compañeros de clase, pero a su vez sin desvincularlo del contexto expuesto por los autores del libro.

CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD
CAPÍTULO II: LA SOCIEDAD COMO REALIDAD OBJETIVA
PUNTO 2: LEGITIMACIÓN
LITERAL A: ORÍGENES DE LOS UNIVERSOS SIMBÓLICOS

Los autores Berger, P. & Luckmann, T. (1968) disertan sobre el papel del conocimiento en la sociedad y presentan una perspectiva distinta de lo que se denominó sociología del conocimiento.
Esta sociología del conocimiento surgió en el contexto histórico y filosófico de la década de1920 en Alemania, con Max Scheler y posteriormente en el contexto sociológico (de habla inglesa) propiamente por Kalrl Mannheim; quienes se enfocaron teóricamente en cuestiones epistemológicas aplicando sus trabajos empíricos a la historia de las ideas (teorizaciones), no obstante, los autores Berger y Luckmann manifestaron que el conocimiento de la realidad va mucho más allá de ambas cuestiones, indicando que el verdadero objeto de estudio de la sociología es el conocimiento de las particularidades que sobre el mundo en el que viven cotidianamente poseen los miembros de una sociedad y no enmarcarse en las teorías o ideas que tienen los intelectuales sobre ella.
A tal efecto, señalan el carácter dual de la sociedad (objetiva-subjetiva) y que debe captar la sociología del conocimiento, es decir: de como “significados subjetivos” se vuelven “facticidades objetivas” para el hombre común, constituyéndose en lo que los autores denominan como construcción social de la realidad cuyos procesos son los que debe analizar la sociología del conocimiento; es decir, como un cuerpo de conocimientos llega a quedar establecido como realidad.

De allí que los autores resumen como tesis fundamentales las siguientes:

a) La realidad se construye socialmente.
b) La sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales se produce esa construcción social de la realidad.
Siendo los términos claves de esas tesis:
a) Realidad: entendida como una condición específica y reconocida de los fenómenos; independientemente de nuestra voluntad.
b) Conocimiento: entendido como la certeza de que dichos fenómenos son reales y poseen esas condiciones específicas.
El elemento común entre ambos términos, es la vida cotidiana, la cual se presenta como una realidad conocida e interpretada subjetivamente por los hombres.
Esta vida cotidiana se caracteriza por ser: presupuesta, es decir, que posee un conjunto de significados y construcciones sociales que los individuos conocen, aprehenden, reproducen o modifican; así mismo es intersubjetiva, lo que equivale a decir que está construida por y entre todos mediante procesos de comunicación e interacción.

Aún cuando, la vida cotidiana particular y próxima de la que cada individuo tiene conciencia, perspectivas e interés particular, difiere a las de otros, como consecuencia de la intersubjetividad, a su vez, hay una correspondencia de los significados que le atribuyen a los fenómenos que comparten en común en ese contexto, esto es el denominado sentido común que no requiere verificación, constituyéndose así en la realidad de la vida cotidiana, independientemente de las interpretaciones que puedan efectuarse sobre ella.
Esta vida tiene dos sectores, el de la rutina al cual los individuos están adaptados y por lo tanto no presenta problemas porque es ampliamente conocido y dominado y el sector que si presenta problemas porque es nuevo, diferente a la conocido, genera cambios y en consecuencia necesidad de adaptaciones nuevas, búsqueda de otros conocimientos, por cuanto se interrumpe la continuidad y para reintegrarse a la vida no problemática se recurre a sentido común, apoyado en el lenguaje como sistema de comunicación por excelencia entre los seres humanos.

Lo expuesto es posible por cuanto el lenguaje permite objetivar y tipificar las experiencias que surgen en el transcurrir de la vida, permitiendo incluirlas en categorías cuyos significados son conocidos por las personas y por ende integrarlas nueva y coherentemente a la vida cotidiana.

La repetición de la situación planteada, permite al individuo obtener un cúmulo social de conocimientos permitiéndole ampliar el reconocimiento de los principios lógicos de la realidad de la vida cotidiana, lo cual se repite en distintas medidas, momentos y personas.

En tal sentido, este cúmulo de conocimientos se presenta distribuido socialmente en forma diferentes entre los individuos ya que unos lo poseen en mayor o menor grado lo que hace compleja dicha realidad, situación que permite que el hombre tenga apertura al mundo.
Esta adquisición de conocimientos se origina desde el nacimiento mismo del ser humano (aún cuando la historia antecede al nacimiento), el cual, aún cuando posee sus condicionantes biológicos, se relaciona con un orden social del cual recibe influencias que lo determinan como ser.
Este orden social es a su vez un producto de la actividad humana en cualquier momento del tiempo.

Esta actividad humana se produce constantemente, tornándose en habitual, común y por tanto, estas rutinas son internalizadas, regulando y orientando el comportamiento, es decir, se institucionaliza, pasando de ser una realidad interna (subjetiva) que a ser una realidad externa (objetiva).

Institucionalizar en este sentido significa que producto de las acciones habitualizadas, se conforma una especie de tipificación de la acción y sus actores, constituyéndose en instituciones con determinadas características históricas y de control social que son compartidas por los miembros de determinado grupo social, y las cuales en conjunto conforman las sociedades regidas por un sistema de control social.

Todo ello explica la construcción de un mundo social que contiene en sus bases un orden institucional en continua expansión lo que a su vez posibilita la reconstrucción social de la realidad.

Este proceso dialéctico de la construcción social de la realidad producto de las relaciones entre el hombre y su mundo social, tiene en resumen, tres grandes momentos: la externalización, la objetivación y la internalización, correspondiéndole a cada uno una caracterización, según se indican: “La sociedad es un producto humano”, “La sociedad es una realidad objetiva”, “El hombre es un producto social”.

Para visualizar mejor el planteamiento de los autores, se incorpora al análisis la siguiente tabla resumen:

MOMENTOS: CARACTERIZACIÓN
Externalización: “La sociedad es un producto humano”
Objetivación: “La sociedad es una realidad objetiva”
Internalización: "El hombre es un producto social”

Ahora bien, en esta construcción y reconstrucción del mundo social, se requiere legitimar (objetivar significados de segundo orden) las instituciones (objetivaciones de significados de primer orden).

Es decir, cuando las instituciones han objetivados los significados subjetivos y van a ser transmitidos de generación en generación, es indispensable que dichos significados objetivados puedan ser explicados y justificados para volverlos nuevamente inteligibles y atribuirles validez cognoscitiva, proceso este que constituye la legitimación.

Analíticamente distinguen tres niveles de legitimación:

a) Primer nivel: Legitimación incipiente, pre-teórica; lograda con afirmaciones tradicionales sencillas a través del vocabulario, que se constituyen en el conocimiento evidente.
b) Segundo Nivel: Legitimación teórica en forma rudimentaria, lograda mediante esquemas explicativos pragmáticos y concretos, logradas a través de proverbios, máximas morales, sentencias, leyendas, cuentos populares, etc.
c) Tercer Nivel: Legitimación teórica explicativa, lograda mediante un cuerpo de conocimientos diferenciados constituidos en teorías explícitas que proporcionan amplios marcos de referencia, trasciende a la aplicación pragmática y se convierte en teoría pura.
d) Cuarto Nivel: Universos simbólicos; siendo procesos simbólicos los que se refieren a significación de realidades que no son de la experiencia cotidiana, se producen por medio de la integración significativa de la experiencia humana a totalidades simbólicas conformadas como universos simbólicos, es decir una integración de significados objetivados socialmente y subjetivamente reales, producto de una acumulación de conocimiento. Integra tanto los significados de la vida cotidiana, como los marginales y los discrepantes, aún aislados, ordenándolos y colocándolos en un marco de referencia general, resguardando el orden institucional y la biografía individual, puesto que ubica los acontecimientos histórica y coherentemente en el tiempo (pasado, presente y futuro).

BIBLIOGRAFÍA

Berger, P. & Luckmann, T. (1968). La construcción social de la realidad. Capítulo II: La Sociedad como realidad objetiva. Punto 2: Legitimación. Literal a: Orígenes de los universos simbólicos. (pp. 120-134). Argentina: Amorrortu editores. Decimoséptima reimpresión (2001). Traducción: Zulueta Silvia. (Trabajo original publicado en inglés en 1966)

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